En torno a los empleos de los próximos 20 años
En
la actualidad, nadie parece tener la menor duda que en las próximas
dos décadas el mundo va a experimentar cambios de una magnitud e
intensidad difíciles de precisar. Avanzamos hacia una revolución en
el mundo del trabajo, la producción, el consumo, el ahorro, en
definitiva, en la vida de todos los seres humanos, que ya se empieza
a vislumbrar en el presente, si bien no ha hecho más que comenzar.
Es
el caso de los robots, cada vez en mayor número, que igualmente irán
en aumento. No obstante, y pese a la creciente robotización, la tasa
de desempleo a nivel mundial global se sitúa actualmente en un 5,2%,
el porcentaje más bajo de los últimos 38 años. Dicho de otro modo,
a pesar de los temores que en el mundo del trabajo suscita la
robotización de la economía, nos encontramos ante un momento
excepcional para el empleo, que se beneficia sin duda alguna por la
revolución tecnológica en ciernes.
Esta
sincronía entre empleo y tecnología ha llamado la atención de los
analistas, y se justifica por una serie de cinco factores
directamente relacionados con la revolución que apenas ha empezado a
dejar sus efectos. Teniendo en cuenta los mismos, las perspectivas de
empleo han cambiado de forma significativa, de acuerdo con Kasriel
(2019),
En
primer lugar, porque la inteligencia artificial y la robótica
crearán más empleos, no menos. Lo mismo que está ocurriendo en la
actualidad.
En
segundo, porque no se va a producir una escasez de empleos, pero si
no se dan los pasos correctos, sí que puede tener lugar una escasez
de talento cualificado para cubrir los empleos ofertados por las
empresas.
En
tercero, en la medida que el teletrabajo se convierta en la norma del
mundo laboral, las ciudades tendrán que competir por el talento en
el futuro. El trabajo a distancia permitirá a las personas gozar de
una libre movilidad geográfica para vivir allí donde les resulte
más agradable, y por ello, aparecerá y se intensificará una nueva
competencia entre ciudades y áreas metropolitanas por atraer los
trabajadores móviles y más competitivos.
En
cuarto lugar, porque la mayoría de la población laboral será
freelance hacia el año 2027, de acuerdo con las tasas de crecimiento
de la ocupación publicadas en Freelancing in América (2017).
Por
último, porque el cambio tecnológico seguirá en aumento, de tal
modo que serán necesarias nuevas habilidades a lo largo de toda la
vida.
A
la vista de estos cinco factores, la cuestión no es si habrá o no
cambios, sino la capacidad de los gobiernos y las sociedades para
asegurar la inclusión de todos y lo mejor de estos resultados.
Para
lograrlo se pueden tener en cuenta tres recomendaciones propuestas
por Kasriel (2019).
Repensar la educación
El
cambio tecnológico acelerado implica que las personas que trabajan
con las máquinas tendrán que adquirir nuevas habilidades. Y además,
hacerlo muy rápido. El sistema educativo en la actualidad se adapta
a los cambios, pero lo hace de forma muy lenta y además funciona de
forma ineficiente en este nuevo mundo.
Por
ello, se necesita un nuevo sistema educativo que estimule la
preparación para el aprendizaje a lo largo de la vida, y una cultura
que lo promueva. El rediseño del sistema debe comenzar por una
educación infantil obligatoria y gratuita, en tanto que el resto de
la educación debería ser accesible durante la vida laboral de las
personas.
En
este nuevo escenario, las habilidades, y no los títulos
universitarios, serán lo realmente importante para la población
laboral en el futuro. Por lo tanto, la educación superior debería
ser más barata, por cuanto su coste no será relevante, e incluso
tendrá que ser revisada completamente para facilitar aproximaciones
más dirigidas a las necesidades del tejido productivo y al
entrenamiento de los trabajadores. Los programas formativos
orientados a las habilidades, sobre todo los de formación
profesional, deberían ser accesibles para todos.
Además,
el sistema educativo tiene que ser equipado con personas que tengan
habilidades que no posean las máquinas, al menos por el momento.
Esto implica que meta habilidades como emprendedurismo, trabajo en
equipo, curiosidad y adaptabilidad deben pasar a ocupar un papel
relevante en los procesos de aprendizaje a todos los niveles.
Las
empresas, al igual que los gobiernos, tendrán que invertir en la
formación y educación de sus trabajadores, tanto para los nuevos
candidatos que accedan a los empleos ofrecidos, como en la
recualificación de los trabajadores que ya prestan sus servicios en
las empresas. Por su parte, los gobiernos deben diseñar políticas
fiscales que otorguen incentivos a las empresas para formar a sus
trabajadores y evitar que puedan quedar en situación de desempleo o
subempleo y con bajos salarios. Por medio de estas políticas el
mercado laboral permite que la oferta se adapte a la demanda
existente, a la vez que las empresas consiguen sus objetivos.
Cambiar la perspectiva de seguridad del trabajo
Los
sistemas de pensiones, seguridad social, desempleo fueron diseñados
para atender las demandas propias de la era industrial, y por ello,
su capacidad para servir a la sociedad del futuro se verá
comprometida si no se introducen reformas significativas.
Durante
décadas, los sistemas se encontraban alineados con la forma de
ocupación mayoritaria de los trabajadores. Pero la situación ha
cambiado y verdaderamente lo que ocurre es que se está produciendo
un desajuste entre los beneficios y la protección del sistema con
respecto a la estructura del empleo, sobre todo a tiempo completo,
sin que se haya logrado una posición de equilibrio similar a la del
pasado, como se indica en el reciente Forum
White Paper (2019).
La
innovación y los avances tecnológicos en relación con los
beneficios de estos sistemas pueden ayudar también y es necesario
dar la bienvenida a cualquier aportación que traiga aire fresco.
Edtech, por ejemplo, ofrece sistemas low cost para obtener formación
en habilidades. El sistema se diseña de acuerdo con las preferencias
de los stakeholders, no solo de las personas que participación en la
formación, sino también las empresas, sindicatos y grupos que
dependen de la recualificación para asegurar los trabajadores puedan
mantenerse empleables.
El
modelo de “flexicurity” de Dinamarca, que ofrece beneficios del
gobierno como el seguro de desempleo combinado con programas de
recualificación altamente especializados es una opción a
considerar. Otras actuaciones, como los “portable benefits” y la
renta básica universal, siguen esta misma línea de avance e
innovación. Todo lo que pueda aportar la innovación en esta área
debe ser bienvenido.
Proporcionar la gente libertad y flexibilidad
Actuando
de forma conjunta, los gobiernos y las empresas pueden lograr que la
vida de la gente sea más fácil si ello va acompañado de más
inclusión. Para lograr dichos objetivos, se puede empezar por apoyar
el teletrabajo, la organización flexible y el poder de las
plataformas.
Las
personas con dificultades para trabajar en una oficina, padres
jóvenes, padres solteros, personas con alguna discapacidad y otros
muchos ejemplos, pueden hacerlo a partir de ahora desde sus casas con
nuevos modelos de organización del trabajo, y así obtener ingresos.
Cerca del 20-30% de la población laboral en EEUU y la UE-15 ya
realizan trabajo independiente en la actualidad y este porcentaje es
previsiblemente mayor en países emergentes.
Plataformas,
como Upwork, contribuyen al desarrollo de esta tendencia, creando
formas más rápidas y mejores para que compradores y vendedores
puedan conectar. Y para millones de personas en todo el mundo, a
través del site y dando alojamiento a los de otros, se ofrecen
oportunidades para ganar ingresos y flexibilidad para vivir como se
desee. Los gobiernos deben tener en cuenta en el diseño de sus
políticas, no desanimar el trabajo independiente, incluyendo los
freelance, básicamente porque no podrán frenar la tendencia.
McKinsey, estima que para 2025 el trabajo independiente añadirá a
la cifra de PIB mundial $2.7 trillion.
Además,
las comunidades locales pueden facilitar el trabajo independiente
creando espacios virtuales e instrumentos para realizar el trabajo.
Esto serviría para expandir las oportunidades de las nuevas
comunidades.
Las
últimas tres revoluciones industriales han servido para incrementar
los niveles de globalización. Y mientras han sido positivas para la
economía global, las transiciones han sido en algunas ocasiones,
complicadas dejando a mucha gente atrás durante largo tiempo. Las
economías occidentales han visto como las clases medias se contraen
en cada una de las olas de desindustrialización. Ahora la cuarta
revolución industrial, está impulsando la globalización 4.0 y aun
cuando sus efectos positivos serán mucho más intensos que en
versiones anteriores, hay que asegurar que esta revolución crea un
crecimiento inclusivo para todos.
Referencias:
Kasriel, S. (2019) What the next 20 years will mean for jobs – and how to prepare, WEF enero.
Forum
White Paper (2019) Dialogue Series on New Economic and Social
Frontiers: Shaping the New Economy in the Fourth Industrial
Revolution World Economic Forum, enero,
https://www.weforum.org/whitepapers/dialogue-series-on-new-economic-and-social-frontiers-shaping-the-new-economy-in-the-fourth-industrial-revolution
Upwork
(2017) Free lancing in America,
https://www.upwork.com/i/freelancing-in-america/2017/
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